La doctrina del shock, enunciada por Naomi Klein, aterroriza a la gente que se vuelve dócil para aceptar cambios y pérdida de derechos. Es un momento propicio que permite establecer un nuevo sistema de gobierno. Ojo a la crisis del virus, debemos entenderla como una oportunidad porque hay otros que ya están planeando restringir las libertades y crear ejércitos de parados y menesterosos. De hecho, nos quieren asustados, antes con la guerra nuclear, luego con las armas de destrucción masiva, con la crisis económica y ahora con el terror biológico.
Lean a Han.
Estamos viviendo el final de «La guerra de los mundos» de H. G. Wells, cuando los poderosos invasores mueren por un pequeño virus sólo que ahora nos ha tocado el papel de poderosos invasores.
Entiendo que el Gobierno no quiera que critiquen su gestión, entiendo que los paniaguados a sueldo le hagan la ola: quien paga, manda; lo que no entiendo es a los voluntarios gratuitos que dicen «hay que mirar adelante» cuando han estado los últimos años aullando para desenterrar a un muerto en 1975, o «no es el momento de criticar» cuando se han pasado su vida haciéndolo con razón y sin ella por cosas más nimias. Por supuesto, TODOS los políticos de oficio siguen cobrando, TODOS. Repetid conmigo: beeeeee, beeee…
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