Tú miras la mano del prestidigitador que mueve ante tus ojos el terror biológico de la COVID 19 mientras el prestidigitador, con la otra mano, saca decretos leyes saturando el Estado con sus huestes y reforma la ley para ello; deja a los okupas empadronarse donde quieran, en tu casa, por ejemplo; acerca a criminales etarras al País Vasco y a muchos los libera; da más dinero al racista Torra; endurece la censura que antaño criticaba y ahora intensifica, hace un uso político de la policía, convirtiéndola en una brigada político-social, etc. La censura no derrota al virus pero oprime al pueblo, no es necesaria para luchar contra la pandemia y los que la imponen no combaten el virus sino la libertad.