Gustavo Morales
El Sáhara atlántico, bastante ajeno a las grandes rutas caravaneras que cruzaban el norte de África de este a oeste y de norte a sur, era habitado por el pueblo gitul y por tribus bereberes. Con antecedentes cartográficos de 1375, el primer establecimiento español sobre el litoral sahariano data de 1476, cuando Diego García de Herrera, señor de Lanzarote, levantó un fuerte. Es en 1499 cuando Juan II de Castilla desliga el gobierno de Canarias del de la costa africana. En el año 1860, los españoles finalizan la Guerra de África con la victoria y conquista de Tetuán. El tratado de paz incluyó la autorización para asentarse en el Sáhara. En 1884, España reclamó la región situada entre el cabo Bojador y el cabo Blanco durante la conferencia de Berlín. Ese año, Emilio Bonelli establece una factoría en la península de Dajla y dependencias en la bahía de Cintra y en Cabo Blanco. En 1885, comenzó la construcción de Villa Cisneros y el establecimiento de nuevas factorías en Río de Oro y Cabo Blanco. Los españoles siguieron su avance hacia el interior y el norte.
Las negociaciones con el jefe saharaui Ahmed uld Mohamed uld el Aidda, sultán de Adrar el-Tmarr, concluyeron con la firma de una carta de protectorado con España, pero el gobierno de Sagasta no la presentó durante la Conferencia de Berlín, perdiendo la oportunidad de establecer la soberanía española sobre un territorio de medio millón de km². Las salinas de Iyil quedaron bajo control francés tras el tratado de París que delimitó las fronteras entre las colonias de España y Francia en el área.En 1934, se empieza a conocer el territorio como Sáhara Español tras un acuerdo entre tribus saharauis y el gobierno republicano.
Marruecos independiente
Tras su independencia en 1956, Marruecos reclamó el Sáhara Occidental como parte de su proyecto imperial. Dos años después, el gobierno español asumió el Sáhara como una provincia española más, la 53, con los mismos derechos y procuradores en Cortes, y se convirtió en territorio integrante español.Legalmente, el Sáhara occidental es uno de los diecisiete territorios no autónomos bajo supervisión del Comité Especial de Descolonización de la ONU. Entró en esa lista el 15 de diciembre de 1960 a través de la resolución 1542 (XV) de la Asamblea General.Las discrepancias fronterizas llevaron, en octubre de 1963, a la guerra de las Arenas entre Marruecos y Argelia, cuando Rabat reclamó provincias argelinas, especialmente la wilaya de Tinduf y Bashar sin éxito.En 1967, la ONU recomendó la descolonización del Sáhara y Mauritania también reivindicó ese territorio. Al año siguiente, nació el Movimiento de Liberación de Saguia el-Hamra y Río de Oro mandado por Mohamed Sidi Brahim Basir. El 10 de mayo de 1973, se creó el Frente Polisario (Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro), que comenzó la lucha armada.
La Marcha Verde y los acuerdos de Madrid
En 1975 la Corte Internacional de Justicia reconoció vínculos históricos del Sáhara Occidental con Marruecos y Mauritania, fallando que sus habitantes podían decidir por sí mismos.El 21 de agosto, EE.UU. pergeñó un proyecto estratégico, con financiación saudí, para arrebatar a España, un territorio rico en fosfatos, hierro, petróleo y gas. Será la Marcha Verde, la ocupación pacífica del Sáhara español por miles de súbditos del rey de Marruecos.El 6 de octubre, los servicios de inteligencia españoles informaron de esos planes. El 21 de octubre, el príncipe Juan Carlos rechazó aceptar la jefatura del Estado con carácter interino. Para conjurar el riesgo de una guerra con Marruecos, el Príncipe pidió ayuda a Henry Kissinger, el secretario de Estado norteamericano, quien intercedió ante Hassan II. Se firmó un pacto secreto por el que el Gobierno español se comprometía a entregar el Sáhara a Marruecos a cambio del apoyo político estadounidense al futuro rey de España. El 30 de octubre de 1975, Franco gravemente enfermo traspasa todos sus poderes al príncipe Juan Carlos.
El ministro del Movimiento, José Solís, se entrevistó con Hassan II y el monarca le dijo que estaba dispuesto a sacrificar a 300.000 marroquíes y no quería que España se fuese rápido sino que le entregara el territorio. El 2 de noviembre, el príncipe Juan Carlos visitó a los militares españoles en el Sáhara. Cuatro días después, 350.000 marroquíes desarmados, y 20.000 soldados de paisano, conforman la Marcha Verde y traspasan la frontera del Sáhara Occidental. En su resolución 380, el Consejo de Seguridad de la ONU «deplora la realización de la Marcha» e «insta a Marruecos a que retire inmediatamente del territorio del Sáhara Occidental a todos los participantes». Pero París y Washington apoyaron la anexión marroquí. Argelia y el Frente Polisario eran cercanos a la URSS. Tiempos de Guerra Fría.Los militares españoles desplegados en el Sáhara reciben orden de retirarse. En virtud de los Acuerdos de Madrid de 1975, se estableció una administración temporal constituida por España, Marruecos y Mauritania. El 26 de febrero de 1976, España abandonó el territorio, tras lo cual el Frente Polisario, apoyado por Argel, proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y emprendió una guerra de liberación del territorio contra dos de sus vecinos. La RASD, reconocida por 82 países, ha visto como 51 han congelado su relación con ella.
Las negociaciones y el Plan Baker
En 1979, Mauritania firmó la paz con el Frente Polisario, renunciando a sus pretensiones territoriales. Al mismo tiempo Marruecos materializó la ocupación, bombardeando a los saharauis, lo que ocasionó un aluvión de refugiados hacia la ciudad de Tinduf, Sáhara argelino, y otras urbes que asilan a 170.000 saharauis.En 1991, Marruecos y el Polisario firmaron un alto el fuego auspiciado por la ONU que marcó febrero de 1992 para realizar el referéndum. Marruecos demoraba la convocatoria del sufragio para incrementar el censo con colonos marroquíes mientras Argelia y al Polisario aumentaban la población de la RASD con saharauis argelinos. Para desatascar el proceso de paz, el secretario general de la ONU designó a James Baker como enviado para el Sáhara Occidental. Bajo sus auspicios, en 1997, Marruecos y el Frente Polisario firmaron los Acuerdos de Houston. En enero de 2000 finalizó la identificación de votantes para el referéndum, aunque se presentaron 120.000 apelaciones. Se propuso un plan para la repartición del Sáhara entre Marruecos y el Frente Polisario, solución que fue rechazada por Rabat. James Baker presentó otro proyecto, el plan Baker II, con aprobación unánime del Consejo de Seguridad, Resolución 1495. Marruecos también lo rechazó y propuso, un Sáhara Occidental autónomo bajo soberanía marroquí, gobernado por un Consejo Real para los Asuntos del Sáhara compuesto por miembros de clanes designados por el rey de Marruecos, lo que impugnó el Frente Polisario. Baker renunció a su puesto y el rey Mohammed VI afirmó: «No cederemos ni un centímetro de nuestro amado país y nuestro desierto, ni un solo grano de su arena».
Hoy, un muro de dos mil kilómetros divide al Sáhara Occidental de norte a sur. Al oeste del muro es territorio ocupado por Marruecos, mientras que los «territorios liberados» del Polisario están al este.
La mayoría de Occidente no reconoce esa soberanía
Muy poco antes de abandonar la Casa Blanca, el presidente Trump reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, a condición de que Rabat estableciese relaciones diplomáticas con Israel. Marruecos lo hizo. El comunicado presidencial decía: «EE.UU. cree que un Estado saharaui independiente no es una opción realista para resolver el conflicto y que la auténtica autonomía bajo la soberanía marroquí es la única solución viable».La carta del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, siguiendo la estela de Trump, supone que España es el segundo país occidental que, a desprecio de las resoluciones de la ONU, reconoce la soberanía de Mohamed VI sobre el Sáhara uniéndose al medio centenar de países árabes y africanos que sí aceptan la soberanía marroquí. El ministro Miquel Iceta retuiteó un titular de prensa: «El acuerdo obliga a Marruecos a desistir de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias». Una mención peligrosa. El profesor Javier Morillas, consejero del Tribunal de Cuentas del Reino, recuerda: «Marruecos argumentaba que su agresión fronteriza en Ceuta es por la posición española ante el Sáhara Occidental». Veremos si es así.
Ni siquiera Francia, tradicional socio de Rabat, ha llegado tan lejos a pesar de su sibilina política en la zona. Alemania tampoco ha variado su posición oficial.
Reacciones al reconocimiento unilateral
Dos reacciones. La interna ha sido protestar por el acto unilateral del Gobierno por no pactar un cambio tan drástico en la política exterior y eso que la mayor resistencia la iba a encontrar en sus socios de Gobierno más que en el resto del Parlamento. La externa ha sido la retirada del embajador argelino porque, según apuntó un diplomático de ese país, «es la segunda traición histórica al pueblo saharaui por parte de Madrid después del funesto acuerdo de 1975». La carta de Pedro Sánchez que filtró el Majzen abre un conflicto con un socio comercial, Argelia, demuestra debilidad con Marruecos y rompe el alineamiento con las posiciones oficiales de la ONU y la UE.
El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, castigó a Marruecos cerrando el gasoducto que atravesaba el país de Mohamed VI antes de llegar a España, el pasado mes de noviembre. Marruecos se abstuvo en la votación contra Rusia en la ONU porque compra armas a Rusia y para no tensar más las relaciones con Argel, cosa que sí ha hecho la Moncloa con la carta de Sánchez. Hoy sólo funciona el gasoducto del Medgaz, que llega directamente a Almería y puede disminuir su flujo o aumentar su precio porque compradores en la orilla norte del Mediterráneo no le faltarán a Argel, gracias a Ucrania.
El saqueo
Las costas del Sáhara tienen uno de los grandes bancos pesqueros del mundo y, a cielo abierto, el mayor yacimiento de fosfatos en calidad y cantidad. Marruecos cobra cuotas a las flotas pesqueras y exporta los recursos del Sáhara: tomates de invernadero y miles de toneladas de arena para las playas. «Dinero que supuestamente debe reinvertir allí según los acuerdos con la UE», recuerda el Dr. Javier Morillas.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, usa la palabra «chantaje» para calificar la política de Marruecos en lo migratorio, lo económico y lo político. Esto se produce a continuación de aquella arbitraria extensión de las aguas territoriales marroquíes y saharauis, coincidentes con las de Canarias, en un área rica en telurio y otros minerales escasos catalogados como estratégicos por EE.UU. y la UE. Su Gobierno no parece estar de acuerdo.