Una vez más, la Administración Biden señala a China como el principal desafío a largo plazo. Así lo indicó Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, que resumió los objetivos de su país en esa zona asiática: «EE.UU. invertirá en sus capacidades, alineará sus esfuerzos con aliados y socios, y competirá con China».
Se trata del área del Indo-Pacífico, una expresión acuñada por el primer ministro japonés Shinzo Abe hablando ante el Parlamento indio en 2007. Es la región donde se desplaza el eje geoestratégico de la confrontación a pesar de la guerra de Ucrania.
La investigadora del Instituto Mercator para Estudios de China, Helena Legarda, considera «agresiva» la respuesta de Pekín: el Ministerio de Asuntos Exteriores de China emitió un duro comunicado, afirmando que la estrategia de EE.UU. para el Indo-Pacífico fue creada «para atar a los países de la región para rodear y contener a China» y «está condenada al fracaso» por su «mentalidad de guerra fría» aplicando una «política de bloques».
De hecho, Pekín se siente ofendido y amenazado por todo: las últimas reuniones de miembros del Quad, del AUKUS, del Marco Económico del Indo-Pacífico e incluso las cumbres de la Unión Europea con Japón e India. EE.UU. teje una tupida red de coaliciones alrededor de China.
La política de Biden
La visita de Joe Biden a Japón y Corea del Sur indica su voluntad de mantener sus alianzas, llegando a afirmar su determinación de defender «militarmente» a Taiwán. De hecho, la enérgica respuesta de EE.UU. a la invasión rusa de Ucrania, haciéndosela pagar cara a Moscú en términos económicos y de relaciones internacionales, está destinada también para disuadir a Pekín de anexionarse Taiwán.
En Ucrania, el apoyo no incluye implicación militar directa ni operaciones aéreas, para evitar una confrontación directa de la OTAN con Rusia, argumenta el exministro Josep Piqué: «En el caso de Taiwán, el compromiso incluye esa vertiente de implicación militar, además de la involucración directa de otros aliados en la zona, como Australia, y el apoyo explícito de Japón y Corea del Sur, entre otros».
A pesar de que fue la Administración Trump la primera en dar una importancia relevante al Indo-Pacífico, desechó el Acuerdo de Asociación Transpacífico que ahora capitanea Tokio. Esto permitió a China crear la Asociación Económica Integral Regional. La Casa Blanca ahora maniobra para corregirlo.
Biden lanzó, el pasado mayo, el Indo-Pacific Economic Framework (IPEF), que supondría en torno al 40 % del PIB mundial, basado en promover el comercio justo, las cadenas de valor empresariales y las inversiones en infraestructuras y energías limpias, y luchar contra la corrupción con políticas fiscales. Todo sin China. Sus 14 socios le piden a cambio que abra el mercado estadounidense a sus productos. Al IPEF pertenecen Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, India y siete países de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático), exceptuando a Birmania, Camboya y Laos y, por otro lado, Taiwán.
La cumbre en Tokio del QUAD, que agrupa a EE.UU., Japón, Australia e India, no consiguió el apoyo indio para condenar la invasión de Ucrania, pero sí promovió varios proyectos para el área porque las relaciones de sus miembros con China han empeorado en los últimos años y su continuidad desmiente la predicción de Wang Yi, ministro chino de Exteriores, de que la alianza se «desharía como la espuma en el mar».
Pekín teme ser cercado por las alianzas de EE.UU. que le impidan ser una superpotencia, ya sea por la expansión de la OTAN, que ya actuó fuera de su área en Afganistán, o por la creación de una alianza similar en su zona como instrumento de EE.UU. para mantener su «hegemonía global». En Washington, a la inquietud por la conducta y las ambiciones de China se suma ahora la inquietud por el alineamiento de Pekín con Moscú.
Ambiciones de superpotencia
China hace lo propio y construye alianzas que subviertan el orden occidental, enfocando especialmente los países del Sur Global (las naciones más pobres), potenciando su Iniciativa de la Franja y la Ruta, nuevos planes de desarrollo y de seguridad globales, los llamamientos para ampliar los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) o la búsqueda de la influencia en el Pacífico Sur.Lo que está en juego son las ambiciones chinas de ser una superpotencia mundial en 2049 y revertir el orden internacional, por lo que Pekín busca influir en los países descontentos con Occidente.Sin embargo, China no se limita a los países del Sur Global. Quiere reconducir las relaciones con la Unión Europea, inquieta por su posición en la guerra de Ucrania. El presidente chino, Xi Jinping, advirtió al canciller alemán, Olaf Scholz, sobre la «confrontación de bloques» pidiéndole que Europa genere una política de seguridad y defensa ajena a EE.UU..
«El collar de perlas»
China también potencia «el collar de perlas», una ruta que va desde sus costas hasta el Mediterráneo, puerto de Valencia, diseñada para el tráfico de mercancías y productos energéticos con China.Por otro lado, las negociaciones para un tratado de comercio entre la UE y ASEAN fracasaron. La UE no pudo ingresar en la ASEAN por el «escaso peso político y de seguridad de Europa», según el embajador español Emilio de Miguel.
Francia está presente en el Indo-Pacífico, en la Polinesia y otras islas. Un millón y medio de franceses residen allí, incluyendo 8.000 militares.«No es circunstancial que China, aprovechando la equidistante actitud india en la guerra de Ucrania, esté intentando acercarse a su tradicional enemigo histórico, incluyendo posibles soluciones al secular enfrentamiento en unas fronteras inmensas y no claramente delimitadas», argumenta Josep Piqué.
Estrategias
La declaración conjunta del entonces presidente Trump y el primer ministro indio, Narendra Modi, en 2017, supuso el apoyo estadounidense al ingreso de India en el Grupo de Suministradores Nucleares, en contraterrorismo y en las provocaciones de China en la larga frontera con India.
El embajador De Miguel explica que muchos de los asuntos sobre los que girarán posteriormente «las distintas estrategias sobre el Indo-Pacífico –libertad de navegación, sobrevuelo y comercio, respeto de un orden internacional basado en normas, apoyo a la conectividad a través de infraestructuras sostenibles financiera y medioambientalmente– estaban contemplados ya en esta declaración de Trump y Modi». A ello se añade que Pakistán, que ha mantenido cuatro guerras con India el siglo pasado, ha comprado varios submarinos a Pekín, estrechando su cooperación más allá de lo mercantil. Aún así, India no se alinea.
La creación de la alianza entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos (AUKUS) busca contrarrestar la expansión china. El acuerdo incluía, además, como ya publicó El Debate, el suministro a Camberra de submarinos de propulsión nuclear por parte de Washington.China contesta al AUKUS con su «Visión de Desarrollo Conjunto entre China y las Islas Naciones del Pacífico», una red de acuerdos de cooperación en aduanas, pesca y seguridad entre China y las Islas Salomón, que posibilita construir una base militar en alguna de sus 990 islas. China negocia ampliar su asociación con Kiribati, Samoa, Tonga, Fiji, Vanuatu, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental.
Antaño el presidente Clinton popularizó la frase «es la economía, estúpido», hoy Biden la transforma en «es el Indo-Pacífico, idiota».