Gustavo Morales
Con la desaparición de la mano de obra intensiva, clásica de las sociedades esclavistas, apareció el maquinismo que fue desplazando puestos de trabajo no cualificados y creando otros nuevos más expertos. Lo que es evidente es que una sociedad robótica requerirá más especialistas y técnicos y menos peones sin cualificar: el fin del proletariado. El salario social está ideado para ese lumpenproletariado, la expresión es de Marx, que queda fuera del mercado de trabajo, cada vez más preparado y que requiere menos la concentración urbana típica de la era fabril. Menos trabajos y más complejos.
La brecha social será más acusada entre quienes tienen conocimiento práctico y los que sólo aportan fuerza de trabajo, para esto último ya se inventó la máquina de vapor. El analfabeto del futuro próximo sabrá leer y escribir, sumar y restar, pero no tendrá nociones de ciencia, de historia, de arte, de informática ni conocimiento técnico.