El Mossad, cuyo nombre completo es Ha Mossad, le Módiyn ve le Tafkidim Meyuhadim (Instituto de Inteligencia y Operaciones Especiales), tiene como lema la cita bíblica de los Proverbios 11:14: «Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; más en la multitud de consejeros hay seguridad».
Fue creado en 1949 por el primer ministro David Ben-Gurión. Dicen que es uno de los servicios de inteligencia más pequeños del mundo, no es así si lo comparamos porcentualmente con la población total de Israel.
La recolección de información implica a la mayor parte del Mossad, un departamento controla y dirige a sus espías en el extranjero. Los oficiales de este departamento pueden trabajar con coberturas diplomáticas, empresariales, etc.
Las redes del Mossad
Sus agentes de operaciones de campo son conocidos como katsas y la unidad encargada de las operaciones de ejecución y muerte es kidon (bayoneta), la unidad comisionada del Metsada, actualmente conocido como Komemiute.
Pero unos y otros disponen de una extensa red mundial: los sayanim, judíos de la diáspora, distribuidos a lo largo del mundo, residen en el extranjero y tienen distintas nacionalidades, no son ciudadanos israelíes. Realizan múltiples funciones a su alcance. Por ejemplo, un sayan (singular de sayanim) que dirija una agencia de alquiler de automóviles podría alquilar un coche al katsa sin tener que facilitar la documentación habitual; otro puede dar techo y comida sin despertar sospechas.
Un banco sayan facilitaría dinero; un doctor sayan trataría una herida de bala sin informar a la policía, etc. Un bodel (plural bodlim) suele ser un joven israelí, a menudo un estudiante, contratado como recadero por el Mossad tras un control exhaustivo y la confirmación de su ascendencia y antecedentes judíos.
Su faena es hacer recados y realizar tareas para los katsas del Mossad cuando sea necesario. No hace preguntas, está prohibido, y solo se le proporciona la información justa cuando es necesario para la misión.
La mayor parte de las bases cuentan con dos o tres bodlim. Entre sus funciones está cuidar de los pisos francos. Los bodlim de una base pueden ocupar, por ejemplo, seis apartamentos, de modo que los vecinos no se sorprenderán de que a un vecino suyo se le amontone el correo.Estos muchachos residen gratuitamente en los pisos francos y se responsabilizan de que las neveras estén debidamente surtidas de alimentos y bebidas, se abonen las facturas y demás. Si se necesita el piso franco, el bodel «ocupante» puede trasladarse a otro o ir a un hotel. No pueden llevar amigos ni parejas a esos pisos.
Agente de campo
Pero los agentes de campo propiamente dichos del Mossad son los katsas. Para serlo, han venido superando muchas pruebas que van variando con el tiempo. De cinco mil personas que optan suelen seleccionar a unas quince personas que deben superar algunos de esos retos en los inicios del primer curso, habitualmente este periodo de formación tiene lugar en la academia de entrenamiento del Mossad, la Midrasha, ubicada cerca de la ciudad mediterránea de Herzliya.
Estos han sido algunos de esos desafíos a superar:
1.- Señalan al aspirante una ventana o balcón de un piso de un edificio al azar y le ordenan que en seis minutos se asome por él con el desconocido inquilino o propietario, que es un particular ajeno, sosteniendo un vaso de agua en la mano. Sin documentación ni identificación alguna, creando un relato que le permita hacerlo y en un espacio de tiempo muy corto
2.- Conseguir acercarse a alguien que está usando un cajero automático y pedirle, inventando la historia que se le ocurra, que le preste una pequeña cantidad de dinero.
3.-Entrar en un hotel donde no está alojado y saber cuál es el tercer nombre anotado en la relación de huéspedes del mismo.
4.- Acceder a un local frecuentado: hotel, restaurante, bar… y cambiar el micrófono del teléfono del establecimiento por otro que le suministra su instructor, regresando con el que ha sustituido. Hoy la tecnología ha dejado a esta prueba obsoleta.
5.- Vestidos de forma informal, vigilar un edificio concreto, tomando nota de todo cuanto viesen, creando un relato ficticio para justificar su presencia en el lugar.En los bajos del edificio suele haber un banco que entra en sospechas cuando alguien está todo el día delante de él y llaman a la policía, ante la cual el aspirante no debe identificarse ni mostrar documentación. Algunas veces son detenidos y deben arreglárselas sin ayuda.
6.- Otra tarea consiste en ir a un restaurante, entablar conversación con un hombre que señala el instructor. El objetivo es un completo desconocido, y el aspirante debe concertar una entrevista con él para aquella noche.
7.- Al novato le dan la descripción de un hombre que pasará por un lugar determinado y le encargan seguirle y asegurarse, a su vez, de que no es seguido y, si lo es, ser capaz de describir a sus seguidores. Aquí el fallo habitual es ver seguidores que no lo son.
8.- Durante una conferencia ante los candidatos, entran varias personas y asesinan al conferenciante. Cuando huyen, la víctima se pone en pie y pide a los testigos que cuenten lo que ha sucedido: cómo ha pasado, con qué armas, cuántos disparos hicieron, si los hicieron, y que describan a los agresores: cuántos eran, cómo vestían, que armas usaban, sus rasgos físicos… Tras anotar los testimonios de los presentes, vuelven a entrar los «criminales» para comprobar lo acertado de las descripciones que no suelen ser correctas.
Juego de espejos
El mundo de la inteligencia es, decían, un juego de espejos distorsionados y cuantos a él se dedican han de ser personas de recursos, más aún en el caso de Israel, una nación de la mitad de tamaño de Extremadura, con una anchura máxima de 114 km de este a oeste, y una mínima de 15 km; un Estado de confesión judía en medio del mundo árabe musulmán con el que ha mantenido cinco guerras abiertas en sus 74 años de existencia.