Turquía al agua

A finales de 2019 Turquía firmó un acuerdo con uno de los dos contendientes que se disputan el poder en Libia, el GNA de Fayez al Sarraj. El pacto daba a Ankara el control de la soberanía marítima libia y facilitaba un corredor naval en el Mediterráneo oriental. Esto supone que el país de Erdogan controla los barcos, las reservas de gas y los gasoductos de las aguas territoriales de Libia. Esto provocó el rechazo de la ONU, Egipto, Grecia Egipto, Chipre, Israel y Francia porque permite a Turquía controlar esa parte del Mediterráneo.

Para fortalecer su Armada, el presidente turco Erdogan inició un programa de modernización bajo el nombre de «Milgem». La industria de defensa turca se desarrolla velozmente, fabricando buques de guerra, drones y sistemas de armas avanzados, tanto para sus Fuerzas Armadas como para la exportación. Dentro del programa «Milgem» los turcos han botado cuatro corbetas antisubmarinas, un buque colector de inteligencia, cuatro fragatas para guerra de superficie y cuatro fragatas antiaéreas. Otras cuatro fragatas se han vendido a Pakistán. También fabrican seis nuevos submarinos U-214 bajo licencia de la empresa alemana HDW, con lo que la flota submarina turca suma 16. Se añade el buque de asalto anfibio Anadolu que puede operar barcazas de desembarco, helicópteros, drones y aviones despegue vertical; aunque Estados Unidos se ha negado a entregar los F35B VSTOL, después que Ankara comprase los sistemas antiaéreo rusos S400. El proyecto añade la construcción de un segundo buque de asalto anfibio, el Trakya, lo que la hegemonía militar naval a Turquía frente a sus vecinos en la región.

Está dentro del plan «Patria Azul», ideado por el almirante Cem Gurdeniz, para controlar las tres áreas en torno a Turquía y conseguir los recursos energéticos reduciendo la actual dependencia de terceros países, concretamente Rusia, Irán, Irak y Libia.

Turquía ha modernizado en Israel sus viejos aviones F-4E Phantom con el programa «Kurnass 2000». También dispone de 158 aviones F-16.

Por su lado, el gobierno griego está planteándose renovar su material defensivo, negociando la compra de 18 aviones de combate Rafale a Francia, muy por encima del F-16. Esto supondría un refuerzo para los 114 aviones F-16 con que ya contaba la fuerza aérea helénica y le daría superioridad aérea respecto a su rival turco. También estudia la posible adquisición de fragatas a Francia o Alemania, cuatro helicópteros navales MH-60R a Estados Unidos y cuatro submarinos alemanes tipo 412, con lo que tendría ya ocho. El problema es el presupuesto.

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