¿Por qué es importante el Donbás?

Gustavo Morales

Lugansk y Donetsk son dos regiones que forman la zona del Donbás. Están ubicadas en el oriente de Ucrania, en la cuenca del río Donets, en la frontera con Rusia, en la orilla norte del mar Negro. Su situación en el mapa las convierte en una ruta terrestre de acceso natural hacia Crimea, la península que el Kremlin le dio a Ucrania en 1954 y se la quitó en 2014 porque es un centro comercial y militar vital para Moscú en el mar Negro.

Tiempo después de que, derrotando a los turcos, Catalina la Grande se anexionara Crimea y Ucrania oriental, el inglés Charles Gascoigne levantó, en 1795, una metalurgia en lo que luego se llamará Lugansk, una zona rica en carbón y en hierro.

Más tarde, en 1869, el galés John Hughes construyó una planta siderúrgica y una mina de hulla en lo que ahora es Donetsk, que antes fue llamada Stalino, en honor al dictador Iósif Stalin, hasta la caída de la URSS.

Era la quinta urbe más importante del país y la principal ciudad de la región minera del Donbás, que agrupa ambas provincias, ahora repúblicas populares. Aún hoy una estatua de Lenin de casi 14 metros de altura preside la plaza principal de Donetsk, que fue una sede clave para la Eurocopa 2012.

Desde entonces, han venido siendo los centros industriales de la cuenca minera donde se fabrican equipamientos para minería y ferrocarriles, herramienta y alimentos procesados.

Lugansk también cuenta con una facultad de medicina y un instituto de agricultura en sus 25 kilómetros cuadrados que antes habitaban millón y medio de almas.

Cinturón del óxido

Ambas regiones, Donetsk y Lugansk, son parte esencial del cinturón del óxido de Ucrania, por su abundancia en minerales. Las dos también testimonian las divisiones del pasado bolchevique.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética priorizó las regiones industriales de Siberia sobre las del Donbás, pero para Ucrania fue el territorio industrial más importante hasta que se declararon independientes, el 28 de abril de 2014.

La posterior intensificación del conflicto hizo disminuir su importancia económica. Muchas minas están sin explotar y en mal estado. La guerra ha destruido más plantas industriales e infraestructuras.

¿Qué quiere Putin en el Donbás?

Las regiones de Lugansk y Donetsk pertenecen, como Crimea, a los territorios ucranianos habitados por un gran número de rusoparlantes con una gran presencia de rusos étnicos.

Los que tienen como lengua materna el ruso son el 74,9 % en Donetsk, el 68,8 % en Lugansk, y los rusos étnicos llegan al 39 % en Lugansk y 38,2 % en Donetsk, según el censo de 2001. También sucede algo parecido en las provincias vecinas de Zaporiyia, Járkov y Odesa.

Pero los rusos étnicos sólo constituyen la mayoría de la población en Crimea. En el Donbás también habitan muchos musulmanes, hasta la quinta parte de la población de algunas zonas.

Al final, las dos provincias parecían importantes por tres motivos: el primero es que suponen una puerta de entrada amortiguada de Rusia a Ucrania; el hecho de que Donetsk y Lugansk hagan frontera con Rusia facilita las intenciones del líder ruso, Vladimir Putin.

El segundo motivo, como dijimos al principio, es que da continuidad territorial a Rusia hacia la península de Crimea; y el tercero es que parecían ser una especie de freno para la expansión de la OTAN, cosa que la entrada de Suecia y Finlandia en la Alianza Atlántica ha demostrado incorrecta.

La realidad es que la defensa y anexión del Donbás es un símbolo, el distintivo del poder ruso y su defensa de la rusidad, si me perdonan el palabro, que diría Unamuno, que es del doctor Jean Meyer.

Más de 720.000 pasaportes rusos

Desde 2019, el Kremlin ha emitido más de 720.000 pasaportes rusos a aproximadamente una quinta parte de la población, unos 3,6 millones de personas, que vive en Donetsk y Lugansk

El 21 de febrero de 2022, tres días antes de invadir Ucrania, Moscú reconoció oficialmente a esas autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk (RPD) y Lugansk (RPL). Cuba, Venezuela, Nicaragua, Siria, Abjasia y Osetia del Sur se han unido a Putin en el reconocimiento de esas dos repúblicas populares independientes.

De la revolución naranja a los acuerdos de Minsk

En el Donbás se inició la revolución naranja, tras unas elecciones dudosas en las que el prorruso Yanukóvich venció al europeísta Yushenko. La presión popular obligó a repetir las votaciones.

Finalmente, Yushenko accede a la presidencia por un escaso margen, lo que evidenció la división ucraniana entre rusófilos y europeístas. Eso fue en el 2005. Pero en el 2010 Yanukovich recupera el poder y vuelve a acercarse a Moscú hasta su caída en 2014.

Ese año, ante la desconfianza por el posible ingreso en la Unión Europea y la OTAN, Rusia se anexionó la península de Crimea, sede de su flota del mar Negro. A continuación, las provincias de Lugansk y Donetsk celebraron sendos referendos, declararon su independencia y comenzaron los enfrentamientos, que, desde entonces, han dejado unos quince mil muertos, según la ONU.

Human Rights Watch denunció a los prorrusos por violar los derechos humanos. Y Amnistía Internacional acusó a organismos de seguridad ucranianos por casos de impunidad en torturas y desapariciones, así como por la actuación de milicias ultranacionalistas en el bando de Kiev.

Tras la derrota de las tropas ucranianas en agosto de 2014, al mes siguiente los enviados de Kiev, los rebeldes y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) firmaron una tregua en Minsk, la capital bielorrusa.

El documento preveía un alto el fuego observado por la OSCE, la retirada de los combatientes extranjeros, un intercambio de prisioneros, una amnistía para los rebeldes y la promesa de que esas regiones tendrían autogobierno. Putin tuvo que presionar a los líderes separatistas para que firmaran los acuerdos de Minsk; no querían volver a la soberanía de Ucrania.

El acuerdo fracasó y se reanudaron los combates a gran escala, lo que llevó a otra gran derrota de las fuerzas ucranianas en Debaltseve, un cruce vital de carreteras y ferrocarriles, entre enero y febrero de 2015.

Francia y Alemania negociaron otro acuerdo de paz, que fue firmado en Minsk en febrero de 2015 por representantes de Ucrania, Rusia y los rebeldes. Preveía un nuevo alto el fuego, el 15 de febrero de 2015, una retirada de las armas pesadas y los prolegómenos hacia un acuerdo político.

Los líderes de Rusia, Ucrania, Francia y Alemania respaldaron el acuerdo de paz de 2015, que obligó a Ucrania a otorgar autonomía a las regiones separatistas, permitiéndoles crear su propia fuerza policial y participar en el nombramiento de fiscales y jueces locales.

Ucrania recuperaría el control de la frontera con Rusia en las regiones rebeldes cuando obtuvieran el autogobierno y celebrasen elecciones locales supervisadas por la OSCE. Pero los combates y los tiroteos siguieron y volvieron a ser batallas abiertas con la invasión rusa de este año.

No es la primera vez que Rusia reconoce la independencia de regiones separatistas. Ya lo hizo con Abjasia y Osetia del Sur, en Georgia, después de librar una breve guerra contra ese país en 2008.

Publicado en El Debate

Sigue y dale «me gusta» a esta página